lunes, 30 de enero de 2017
Fiesta de disfraces de políticos
EL PARTIDO DE MIS SUEÑOS ES MÉXICO.
Hace aproximadamente 11 años he participado en diferentes campañas, siempre con la misma institución, cuando inicie lo hice con convicción a la ciudadanía, para luchar por las causas sociales bien fundamentadas en la realidad que se vivía, hoy tengo 26 años y sigo participando en el Partido Acción Nacional, no hay que ser eruditos para darnos cuenta de la crisis que existe, los supuestos líderes que expresan ser fieles a la Doctrina Política que profesan los partidos políticos, solo la utilizan como herramienta de engaño encaminada a realizar acciones propias a beneficio de sus intereses personales.
Una frase de uso común es “el poder corrompe”, pero el poder no es lo que afecta a estos líderes, es la falta de identidad con las instituciones y con nuestra Nación.
Una nueva generación viene empujando y por ende nuevos líderes se posicionan, la crisis es temporal y si se prevé el mejoramiento de estos líderes por medio de la construcción de valores, surgirán personas con ideología, identidad y conciencia, mismas que impulsarían a este País a sacar las cosas que ocasionan que México se encuentre en el rezago (corrupción, crimen organizado, inseguridad, etc.), identificar el problema es lo más fácil pero lo complicado es buscar una solución.
Entendamos que la problemática no nace de los Partidos Políticos, el problema se genera de nuestra sociedad, podemos observar como la solidaridad se ha perdido, la ética que alguna vez fue una ciencia tan emblemática pasa a segundo término, y el pragmatismo se empodera, Aristóteles decía que la política es la ciencia de la acción pero que debía ser un accionar ético.
La crisis está aquí en el PAN, en el PRD, en el PRI, en MORENA y en los candidatos independientes, en la prensa, en el lechero, panadero, ejecutivo y empresario, está inmerso en nosotros y el verdadero cambio se realizaría con una reforma de pensamiento, de conciencia y de la forma en que actuamos.
México vale la pena, es un país con tanta cultura e historia, con gente buena pero muchas veces ignorante, aquí es donde los nuevos líderes deben de empezar, haciendo unión no por intereses personales, por el bien común, el cual se refleja en el mejoramiento de las condiciones de vida, impulsar a la clase rezagada y acortar la desigualdad social. Procurar la Unidad Nacional como lo hizo “Manuel Ávila Camacho” Presidente de los Estados Unidos Mexicanos del 1 de diciembre de 1940 al 30 de noviembre de 1946.
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